Me desperté tarde y, de no ser por el coreano que seguía durmiendo, hubiera sido otra vez el último.
Desayuné en el bar y el camarero me dijo que, aunque estaba nublado, no iba a llover. No llevaba ni cinco minutos andando y empezó a llover. Siempre me pasa lo mismo, no sé para qué pregunto.
Llovía poco así que intenté aguantar un poco. Cuando decidió ponerme el chubasquero y a la mochila también, dejó de llover ¡Es la ley de Murphy peregrino!
En Puente Quintos tomé la variante de la izquierda, las que pasa junto al cauce del río y valió la pena. Bonita, bonita.
A mitad de jornada, se me paró el gps por falta de pilas ¡Me había olvidado de comprarlas! Tampoco es que fuera un drama ni mucho menos. Está bien señalizado.
En Faramontanos de Tábara, bocata y cerveza, y a continuar hasta Tábara.
Alojamiento en el albergue cuyo hospitalero, José Almeida, es un personaje que merece la pena conocer.
Este blog pretende ser el reflejo de los distintos Caminos de Santiago que he tenido la fortuna de recorrer, siempre en inmejorable compañía. En bicicleta, dos veces el Camino Francés (1993 y 2005) y una vez la Vía de la Plata y el Camino Sanabrés (2011). En septiembre de 2015 he recorrido el Camino Sanabrés a pie. Suma y sigue...
miércoles, 16 de septiembre de 2015
Granja de Moreruela-Tábara (26,5 km)
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