viernes, 4 de febrero de 2011

SEMANA DE PASIÓN (04-02-2011)

Después del fiasco del sábado pasado, me he pasado la semana deseando que los días pasen rápido para que llegara cuanto antes la salida de hoy y así poder aclarar de una vez todas mis dudas sobre la rodilla perjudicada.  Ha sido mi auténtica Semana de Pasión porque, ¿será Viernes Santo o Domingo de Resurrección para mi rodilla? ¡Chi lo sá!

El resto del grupo, bien; Joan ha estado unos días con agujetas, Malen muy bien, sin problemas y Sera, como siempre, de vacaciones ciclistas.

Para la salida de esta semana teníamos problemas técnicos. Malen y Joan no podían el sábado y, para no ser menos que ellos, yo no podía el domingo. Menudo problemón. Para no suspender el entrenamiento nos planteamos que cada uno entrenara por su cuenta hasta que Malen tuvo una brillante idea ¿por qué no quedamos para el viernes por la tarde y así podemos salir todos juntos? ¡Qué lista es mi niña y cómo se notan los genes! ¡ha salido a su padre! Así que quedamos citados para hoy, viernes, a las 15:15

Debido al horario intempestivo de salida, hemos tenido que buscarnos la vida y elegir entre comer mientras estábamos trabajando o, al menos, mientras estábamos en el trabajo o bien, al salir del trabajo comer cualquier cosa deprisa y corriendo. Cada uno ha hecho lo que ha podido. Yo no sé si se puede decir que he tenido buena o mala suerte, pero a eso de las 13:00 he pasado por casa y la señora Presidenta me tenía preparado un platazo de arroz con dos supersalchichas y ¡un huevo frito! Vamos, lo que viene siendo una comida frugal, totalmente adecuada para un posterior recorrido en bici. A la vuelta me he acordado varias veces de la comida y de la cocinera ¡cómo me repetía la comida! y repetía, y repetía....

Como compensación, la climatología ha ayudado y hacía una tarde estupenda.

Hemos repetido el recorrido del segundo día y, la verdad, ha resultado fácil. Dos horitas y media de pedaleo y ya está bien para hoy. El objetivo de hoy era volver antes de que anocheciera y lo hemos conseguido sin problemas. La única diferencia con la salida del segundo día ha sido que tal vez hemos pedaleado más rápido y  hemos tardado un poco menos en recorrer la distancia. Mi rodilla ha respondido adecuadamente...¡ha sido Domingo de Resurrección!

Malen y Joan en plena vorágine ciclista

Joan encabezando el pelotón en plena ascensión

Malen subiendo fácil, fácil

Tomeu adelantando a Contador en plena subida

Anécdota del día: 
Cuando estábamos en la cima de un pequeño repecho, dos jovencitas de muy buen ver nos han pedido ayuda. Por el aspecto y el acento parecían cubanas o dominicanas. Iban con patines en línea y una de ellas tenía miedo de caerse al ir cuesta abajo y nos ha pedido que la sujetáramos del brazo mientras bajaba poquito a poco por la cuesta. Antes de que pudiéramos reaccionar, Joan se ha tirado en plancha de la bici y, veloz como el rayo, ha cogido a la chica del brazo y la ha ayudado a bajar ¡qué reflejos el tío!

Joan, el buen samaritano

Reflexión del día:
Como colofón a esta crónica y a la vista de las fotos de las jornadas anteriores y me temo que también de ésta, creo que ya empieza a ser hora de despedir a nuestros asesores de imagen porque, la verdad, ¡vaya pintas! ¡Mira que nos cruzamos con cantidad de ciclistas perfectamente uniformados y no se nos ha ocurrido nunca imitarlos! Como nos presentemos con estas pintas a la Vía de la Plata, nos echan el primer día.

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